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dilluns, de novembre 05, 2012

4377.6 Km, desde el parador del resplandor hasta los parajes de dune(din) pasando por Gondor, Narnia y el monte Cook



(post largo con fotos... avisados)
Los cánticos de la noche anterior no eran para despertar a ningún dios antiguo, simplemente eran para llamar a las lluvias de primavera (como casi no llueve en este país...), o en su defecto, a lo que nos sorprendió gratamente al principio... la nieve (estábamos a unos 600 metros de altura).

Con esta nueva modalidad de precipitación (en este viaje), decidimos continuar con el plan establecido: carretera y manta.
Nos plantamos en la carretera camino hacia el monte Cook, donde según los mapas y los lugareños, las vistas eran brutales. Eso sí, uno de los lugareños nos dió un folleto propagandístico de aguas termales y spa, por si no podíamos llegar a destino.

El lugareño estaba en lo cierto. Al comenzar la subida hacia la zona de los lagos, la nieve se empezó a hacer más y más presente, y cuando desaparecía, dejaba un viento que hiela las llamas (en serio, he estado en sitios fríos y este clima es algo espectacular), o una lluvia afilada como cuchillos.
Las vistas que buenamente pudimos disfrutar eran las de un par de lagos (Pukaki y Tekapo) de aguas turquesas y a punto de frappé, cubiertos por un manto eterno de nubes amenazando lluvia y nieve.
Y como no, durante el ascenso al camping, el viento finalmente se alió con el clima. Entre una ventisca de nieve, conseguimos llegar al camping para que nos informaran que mañana el tiempo sería mejor (pero que tampoco lo garantizaban, que aquí en Nueva Zelanda el tiempo es muy suyo).

El resto de la tarde lo pasamos con gran sufrimiento; mientras fuera se alternaban la lluvia y la nieve, nosotros alternábamos el sofá y la mesa de trabajo que nos montamos delante del fuego a tierra... eso y algún viaje esporádico a la cocina para calentar agua para los cafés y los tes.
Por la noche, la poca nieve que había conseguido cuajar en los exteriores del camping fue "barrida" por la lluvia.
Por la mañana, el espectáculo de vistas fue brutal. Se ve que detrás de la niebla habían un compendio de colores (como cambiar de una EGA a una Svga) y el color turquesa de los lagos se multiplicaba, es un color propio...en serio, lo explica en la guía y lo reafirmamos.

De allí, a pasear (es un paseo) hasta el pie del Monte Cook, donde se puede ver la falda, que es un glaciar debajo de un manto de piedras, e incluso mini icebergs en el lago que nace a sus pies (como buen glaciar y con el viento que se hace ya un compañero mas de viaje, un frío de narices).

Tras el paseo y acompañado de los sonidos propios de la naturaleza, el viento susurrando en las cimas y varios aludes que hicieron palidecer a más de uno después de visitar la marca de los caídos en esta montaña (en el fondo, como todas las montañas, es peligrosa y traicionera), regresamos a la carretera, donde nos recreamos con las vistas del lago mientras comíamos como unos señores en un rincón (ventajas de ir con furgoneta).



De allí, a cruzar el reino de Gondor (no queda nada más que las planicies) hasta Llegar a Narnia (o uno de sus escenarios) las Elephant Rocks, donde acompañados de unos cientos de terneros nos deleitamos con su majestuosidad (pero ningún animal nos habló, ni vimos ningún sátiro... ni un triste león, NI un Possum que nos saludara... nada ... o sea, que nos fuimos.

Ya en Oamaru, hicimos el check in y nos fuimos corriendo hacia la Bushy Beach a ver los pingüinos ojigualdos o amarillos (la raya de los ojos, yo me esperaba un poco más, a lo Takeshi´s Castle), donde cuando el resto de la gente se fue (contentos con haber visto al menos un par de manadas de orcas), empezaron a aparecer entre los matorrales (dicen que son medio ciegos, pero sordos y tontos no lo son).

Con algunos ejemplares fotografiados (como se pudo... están en una reserva y no se pueden tocar) regresamos al camping, no sin pasar INEXTREMO a comprar la cena y el desayuno (estamos de vacaciones, y a veces el reloj no lo miramos).

Por la mañana, nos dedicamos a visitar la población victoriana de Oamaru. Entre otros lugares curiosos fuimos abducidos hacia el museo SteamPunk de la ciudad, donde un amable personaje vestido con sus mejores galas nos introdujo un poco más en el tema (a parte de tener ganas de hablar y conocer de los lugares de procedencia de todos sus visitantes). Un sitio donde entramos un poco para guarecernos de la lluvia y casi salimos con implantes mecánicos en algunas partes del cuerpo.

Con el clima en su tónica (lluvia/viento/sol: mezclar aleatoriamente) y la ciudad más o menos visitada (incluida la visita a correos para pagar un bonito recuerdo extra de Wellington), fuimos a comer al faro de Katiti Point, pero antes hemos parado en la Koekohe Beach, donde se crean las canicas de los dioses (o como ellos prefieren llamarlas las Moeraki Boulders).

En realidad, son unas formaciones rocosas esféricas de diversos tamaños y repartidas como si una partida de petanca de gigantes se estuviera celebrando en la playa, simplemente espectaculares. ¡Ah! y una nueva modalidad de clima, en la playa, ¡¡¡lluvia de hielo!!! (cada día una cosa nueva...).
De allí, una pequeña excursión de 10km para llegar al faro de Katiki Point y un clima diferente.

La gracia del faro es que, a parte del edificio de madera que lo alberga, tiene en sus laterales y a la falda de sus playas colonias de pingüinos (alguno despistado o haciendo vacaciones, porque lo vimos por la tarde paseando tranquilo por el prado) y leones marinos que tampoco nos hicieron demasiado caso (según la guía, son superrápidos los 20 primeros metros... así que, sin las zapatillas de deporte puestas, tampoco hemos ido a tocar mucho las "balls").

Y mientras el sol caía... hacia Dune(din), tierra de arena, playa y más pingüinos, aquí son de la familia azul... (Pitungüinos). A la distancia prudencial de no pagar entrada, hemos visto como engañaban a la gente que había pagado entrada para verlos haciendo la clásica maniobra evasiva del loco Iván.
Pero mientras regresábamos hacia el camping, nos hemos descubierto un pingüino azul que jugaba al escondite (o se había separado para hacer sus necesidades) en un rincón de la carretera. Eso sí, a la que ha oído que frenábamos, ha salido por patitas (volar no, pero correr pueden).
Contentos con la "cacería" del día, hemos llegado al camping para descubrir que la cocina esta cerrada, y que aquí en el sur también le da por llover por la noche.
Mañana, volveremos a cruzar hacia el oeste, de camino a Milford... a ver más graciares e intentar hacer una buena caminata de un día :). Esperamos que disfrutéis de las fotos, tenemos más... pero es por lo de la rabia :)
Salud y Abrigaros (aquí disfrutamos del clima modelo Escocia...)
-- Desde Mi iPad ... Somewhere in the infinity of the void!

Ubicación:Hargest Crescent,Dunedin,Nueva Zelanda

2 comentaris:

Anònim ha dit...

para que tu digas que hace frio solo hay dos opciones
1- hace frio de co######
2-sin tgiendolo mucho te estas haciendo viejo, yo mas ya lo se
Los paisajes son preciosos.
Gracias por lo de la furgo ( alias el pisisto con ruedas).
aqui empieza a refrescar, un beso enorme descubridores
Pa$ma

Gonzalo ha dit...

Estoy con Pa$ma, la mejor fotografia que define vuestro dia a dia es la de la furgo + mesita camping + señora desconocida saludando.
Eso es vida!

Saludos

PD:"Fuego a tierra?", juraria que fuera de Catalunya lo llaman "chimenea" ;)