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dimarts, de setembre 25, 2012

Días 7 & 8 (puede que incluso 9). Llamadme Ismael (Fraser Island).



Con los billetes comprados a media noche en un páramo no especificado de la carretera (entre Silent Hill & Los Canguros en la Niebla), nos plantamos al final de la tarde en el alberguel (Palace Backpackers), donde un agradable chico con algunos problemas de adicción al chocolate y a sus consecuencias (todas ellas) nos indicó como llegar a los sitios en un mapa y nos dio las llaves de la habitación. Así mismo, nos informó que era demasiado tarde para conseguir un viaje para mañana a Fraser Island (ni con toda la bateria de toque Jedi o la persuasión de Cocodrilo Dandee, conseguimos hacerle cambiar de parecer). Dijo que lo único que podíamos hacer era arriesgarnos a conseguir algo a la mañana siguiente. "Riesgo, chaval, es uno de mis nombres" (tonto, loco, arrogante, cara de piedra... la lista es larga) le he soltado, pero él ha seguido practicando con la chocolatina (no decirlo en inglés ha ayudado a que se la sude).

Con el hambre abierto por culpa de la visión antierótica del recepcionista, así como las largas horas de viaje malcomiendo, ayudó a que saliéramos a la búsqueda de un plato caliente con el que calmar los leones del estómago. El descubrir que la oferta era o frita, o especiada hasta la muerte, o un chino que no tenía demasiada buena pinta (que el titulo de sanidad estuviera hecho en Plastidecor no ayudó tampoco), asaltamos un (el) supermercado y regresamos al albergue aprovechando que tenía cocina. Más o menos saciados, entramos en la cama... y no recuerdo demasiado más....
06:00: me despierto... las paredes del "bungalow" siguen en su sitio... las sábanas blancas me cubren.... y esa araña enviada por el doctor No sigue sin decidirse si hacer patchwork o cruceta con mis 4 pelos. Con una falta total de respeto hacia el trabajo de la araña o el descanso de los vecinos, de un salto (al más puro estilo superhéroe) me visto en el aire y me preparo... para recordar que no sé vestirme tan rápido y que la pared está más cerca que en casa.
Con la capacidad antiterremotos de los cimientos del albergue comprobada y una nueva decoración a lo CSI de la habitación (pero ahora sí, con los calzoncillos bien puestos), salí de la habitación con la melodía de Mission Imposible sonando en mi cabeza (cuando vuelva tengo que mirar toda la sangre que me sale de la cabeza).
En la recepción, después de explicar a la chica del mostrador varias veces que quería un tour y no una ambulancia (que exagerada, por unos litros de sangre...) conseguimos sitio en el barco a Fraser Island ¡¡¡para dos días!!!.
Rápido y veloz regresé a la habitación (después de varios intentos, encontré la mía) y nos pusimos manos a la obra (maletas, ropa, armas, el koala, ¿qué le ha pasado a la pared?, agua ¿comida? ... no hay tiempo para tonterías), y como un rayo salimos a buscar el autobús que nos llevara al muelle!

El conductor, un cruce entre papa Noel y Cocodrilo Dundee nos explicó en un perfecto australiano cerrado del norte (dialecto propio) lo que necesitábamos saber para acabar la inscripción en el tour.
Y asi, conseguimos entrar en el ferri, donde por megafonía nos explicaron las normas de seguridad, que se resumían en dos No y No molestéis (hubo una explicación sobre qué pasa por no respetar las normas y el uso de la quilla, muy gráfica la parte de los tiburones, muy buenos los efectos especiales, muy reales).
Al llegar, nos distribuyeron en varios autobuses, nosotros continuamos con nuestro conductor, que decidió hacer una mini presentación, resultando que en el autobús nos acompañaban varios franceses, una pareja de bábaros, una madre y una hija (con problemas de hiperactividad y tendencias suicidas), un par de hermanos alemanes (que durante mucho rato nos dió a pensar que era la clásica relación de pagafantas), una pareja de ingleses, un chico colombiano y al introducirnos como catalanes descubrimos que había una pareja más.
Creamos un núcleo duro (casi pedimos la independencia de la Isla) y unimos esfuerzos para intercambiar risas y experiencias (ellos llevaban más tiempo que nosotros), y gracias a la confabulación femenina, a sacar más fotos de pareja.




Después de un par de paseos por unos bosques de 4.000 millones de años (año arriba, año abajo), un baño en un pantano exclusivamente de agua fluvial y alguna colección de baches y carreras en la playa, llegamos a comer.

En ese momento, descubrirnos 2 cosas: 1- llevábamos horas sin comer (otra vez); 2 - había bufete libre (las siguientes imágenes quedaran grabadas a fuego en la memoria de los camareros... el problema es que éramos todo el autobús... ni que hubiéramos remado en el ferri).
Con el estómago lleno, seguimos las visitas a la isla :): un lago que pronto quedará ahogado por el desierto que se lo traga y un par de sitios muy curiosos. Todo ello amenizado con un sol que brillaba a fuego hasta que la lluvia hizo retirarnos a nuestras habitaciones.

Siendo el último paquete para llegar a la isla, nos tocó compartir habitación, por suerte o por desgracia (para ellos) con la pareja "PagaFantas"... el tono rojizo era común en la habitación.
Duchados, frescos e irradiando algo más que optimismo, regresamos al comedor para dar buena cuenta del bufet y para comentar la jugada con nuestros nuevos compañeros de aventuras (Xavi y Cristina), de donde nos echaron varias horas después de servir el ultimo plato. Tras lo cual, exahustos por el calor y el cansancio, nos fuimos a dormir como "gusiluces".
Amaneciendo (y tras dejar nuestras sombras dibujadas en la pared por la radiación emitida toda la noche como si fueran sombras chinas), fuimos a desayunar el desayuno light (desayuno continental completo ).Hay que reconocer que si hubiéramos llevado tuppers seguramente no hubiéramos dejado ni los cubiertos (que bueno que estaba... ¡¡¡un desayuno caliente!!!)

Con un ligero problema de gula, regresamos al autobús para seguir con la visita. Como el tiempo acompañaba, hicimos el día en las diferentes playas de la isla (algunas tan de 45 km de largo) para tener una agradable sorpresa: durante toda la mañana pudimos disfrutar de la compañía de ballenas jorobadas (de las de mar, de las que pesan 7000 kg y comen plancton) que pudimos ver, observar y fotografiar hasta la saciedad :) en vivo y a pie de playa (con lo que cuestan los tours para velas...). Para ver mejor el espectáculo, nos movimos a diferentes puntos de la costa para seguir echando ráfagas de fotos (y quemar un poco el desayuno).



Una de las cosas que nos pareció curiosa de la costa es la total ausencia de bañistas en sus aguas cristalinas... tan cristalinas que se podían distinguir perfectamente los millares de medusas, las rayas, algún tiburón y demás fauna con ganas de destrozar las vacaciones.
Y así hasta que la marea decidió enfrentarse a la pericia en el volante de nuestro conductor (carrera a muerte por el estilo de conducción) -parte de culpa también nuestra por despistarnos haciendo fotos-





Ya a salvo en el hotel de la isla, hicimos una parada técnica y regresamos al ferri (que nos gastó una "broma" dejándonos en la isla, pero fue momentánea un juego de punteros láser advirtió al capitán de la falta de gracia del chiste).
En el ferri, y continuando esta peligrosa costumbre, compramos los billetes para el autobús de unas pocas horas después.

Ya en los autobuses y con la primera de las despedidas, dejamos atrás la pareja que nos había aguantado los dos días (sin darnos de aperitivo a los tiburones). Cada uno se dirigió a su lugar de salida u hotel.
Al llegar al albergue Palace Backpackers, donde nos habíamos alojado unos días antes, negociamos el regreso a la estación, un par de actividades para el siguiente punto en el mapa y el uso de las duchas... todo positivamente (y gratis) :)
Limpios y descansados (en los íimites que un sofá permite) nos plantamos en la estación de autobuses, donde nos volvimos a despedir (por ahora) de la pareja e intentamos subir al autobús.
Una de las cosas que tienen los autobuses de tan largo recorrido es que NO actualizan las listas después de la primera salida, por lo que nuestros nombres NO estaban en la lista. Pero después de una negociación (o eso creo, con el acento cerrado del conductor de autobús no nos quedo muy claro) conseguimos salir a nuestro nuevo destino: Airlie Beach (donde tampoco tenemos nada reservado, para variar).
^^c(_) -- Desde Mi iPhone , Somewhere in the galaxy

Ubicación:Bruce Hwy,Miriam Vale,Australia

1 comentari:

Anònim ha dit...

toni cuantas veces te he dicho que dejes los arboles en paz!!!!! un besazo aventireros pa&ma