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diumenge, de novembre 06, 2005

Al final de la escalera, deslomados


Veinticinco horas después de haber salido de Lleida, llegamos al albergue J-Hoppers de Kyoto. Nos alojamos en el quinto piso de un edificio sin ascensor. El amable hostelero nos dio sábanas limpias, un piolet para escalar las empinadas escaleras y nos informó de que el armario empotrado era en realidad el retrete y que, si queríamos ducharnos, teníamos que hacerlo dos pisos más abajo.




En el vestíbulo, nos invitaron a quitarnos los zapatos. Descubrimos entonces dos cosas. A. Que estábamos en un contexto social y cultural nuevo y en gran parte desconocido para nosotros. B. Que Marco debería haber ido en chanclas, en lugar de llevar esas dos armas biológicas que él llama sus botas. Las guardamos en armario destinado a este fin antes de que nadie resultase herido y trepamos hasta nuestra habitación.

Allí compartimos habitación con un un mejicano, un holandés y tres yanquis. Parece el comienzo de un chiste, lo sabemos. Al final de la estancia, haremos balance y diremos si ha tenido gracia. Desplegamos el equipaje, hicimos las camas, nos duchamos. Declinamos amablemente una tentadora propuesta de salir de fiesta y nos fuimos a cenar con Álvaro, compañero de habitación y Willie Fogg mejicano.

Salimos a la calle y, cuando buscábamos un sitio donde comer, un nipón enorme cayó sobre nosotros y nos introdujo a empellones en su restaurante. Era una emboscada, sin duda, pero los precios eran asequibles. Una vez dentro, nos sentamos en una tarima, con la mesa a la altura del ombligo. Nos dieron la carta. Tres cuartos de hora más tarde, el camarero nos había hecho entender (con abundante uso de la mímica) lo que tenía en el menú, y nosotros le habíamos conseguido comunicar qué queríamos para comer. Arroz, sopa, bol de carne en salsa de soja, comida con palillos. Brindis con cerveza japonesa a la salud del camarero y su santa paciencia.

Volvimos al albergue hacia la medianoche y nos fuimos a dormir. Al día siguiente, había que levantarse temprano para explorar Kyoto.