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dimarts, d’octubre 02, 2012

Cairns. Somewhere beyond the sea!

Nota: la conexión en el norte no es tan buena, a parte que la sensación de vacaciones tampoco ayuda a publicar ;), a ver si nos ponemos al dia próximamente :)

Día 1:
La llegada a Cairns no resultó ser tan agradable como prometían las previsiones del tiempo, pero es lo que tiene el clima tropical (estamos por encima de -o debajo, según se mire- la línea del Trópico)... es decir, que lejos de encontrarnos el sol que prometían en la tv, nos encontramos con la clásica lluvia tropical que nos acompañó tooooodo el día (ayuda seguramente que, el dibujo del sol en el mapa de Australia ocupe la extensión de la península ibérica... para que no puedas hacerte una idea real del clima en una ciudad especifica).

A parte de la lluvia, nos esperaban otras "sorpresas". En primer lugar, durante la noche, en el autobús, en una parada entre la nada más absoluta y el vacío del espacio, entraron varias figuras de forma no del todo humanoide y de un volumen no del todo definido (entre tinaja de vino franciscano y una muñeca pre-íbera) seguidas de unos palos de escoba muy desafortunados. Con las primeras luces del día descubrimos que las poco elegantes figuras eran aborígenes... con una cierta mala leche hacia todo lo blanco (racismo no, lo siguiente), pero ya nos lo habían comentado (seguramente el clima & el viaje no ayudaron a mejorar su estado de ánimo).
En segundo lugar, parecía que hubieramos llegado a un univeso paralelo donde Japón, finalmente, hubiera conquistado (al menos) el norte de Australia durante la Segunda Guerra Mundial... Cairns está lleno de kanjis (no solo coreanos) y restaurantes de RAMEN!!! (podremos comer algo que no sea frito).

Con un primer atisbo de esperanza (en lo gastronómico, al menos) y armados con el Google Maps (todavía no hemos actualizado el iPhone, así que funciona bien) nos hemos plantado en el albergue (un bonito y cómodo paraje entre un sueño hippie, una casa en el árbol y un resort tropical... a precio de bungalow), hemos aparcado las mochilas, nos hemos armado con un mapa y hemos salido a visitar las 3 calles que nos quedaban del centro (Cairns no es muy grande, tampoco).

Buscando un poco, y gracias a la siempre inigualable Guía Del Autoestopista (formato Lonely Planet), nos encontramos con el mercado de frutas y verduras de la ciudad... ¡¡¡FRUTAS Y VERDURAS!!! (es triste, lo sé... pero la carencia de vitaminas y comida sana está haciendo daño). Así que saqueamos todo lo que parecía apetecible (y encima había muestras gratis... o sea, que el desayuno ya estaba hecho), e incluso pudimos disfrutar de el "Señor de los Anillos" en mandarín (que una anciana china estaba mirando mientras despachaba frutas y verduras).
Cargados con las bolsas, hemos regresado al albergue (casa-árbol) para guardar las compras y asaltar la habitación (la ducha y el wc eran compartidos, como no), atravesando una ciudad típica del oeste (con casas de un solo piso rodeando un centro comercial, que seguramente es la zona de recreo del domingo).

Duchados, alimentados y con un lugar donde caer muertos para los próximos tres días hemos salido a dar una vuelta, para ver cosas tan curiosas como el océano que se retira de la costa, más barbacoas públicas (¡y en perfecto estado! qué envidia...), más piscinas públicas (los Lagoons... el concepto en sí es brutal) y una marcha policial (era el día nacional de la policía... como curiosidad, la gente aplaudía a la policía y mostraba un respeto brutal ante la marcha... no como en otros países).

De allí, y agotados por el viaje en bus, fuimos a dar una vuelta por el centro comercial de al lado del albergue y comprar 4 cosas que nos faltaban.

Ya en el albergue, nos preparamos una cena desintoxicante a base de fruta y ensalada (algo digno y sano en este ambiente tan relajante) y a descansar, que al día siguiente... Buceo!!! (no ir de buzón en buzón, eso ya pasó)
Día 2.

Con el cuerpo en fase de desintoxicación y recuperado gracias a unas horas extras de sueño en una cama (demasiado cómoda...) nos plantamos en el puerto, y después de llenar varios formularios, un par de peticiones de sangre, una firma hipotecaria, seguro médico y testamento (todo firmado con nombre falso, por supuesto) nos dejaron subir al pedazo de barco.

El barco era la versión hiperhormonada del anterior: 3 pisos, zona interior climatizada, 2 wc, bar... vamos, ¡que era un yate de lujo! Después de un curso rápido de seguridad en el agua (no nos convalidaron el anterior, así que ¡lo tuvimos que escuchar todo!) y otro básico de submarinismo (al que le prestamos más atención... por eso de no ahogarse de verdad), y después de varios cafés (¡eran gratis!... gran error amigo, gran error...) y varias visitas al WC (tanto café pasa factura) nos enfundamos en el traje de superhéroe en paro (la falta de hipermusculación se nota) y nos dieron un bonito paseo en barco con el suelo de cristal (así hacían una explicación mas gráfica -nos verían paletos-).
De regreso al barco, y habiendo expulsado por la borda a los que querían hacer snorkel, nos acabamos de preparar.

Bombonas (no de helio, que hubiera sido una risa), traje de submarinismo (no el de Ursula Andress en el Dr. No, por problemas estéticos míos), cuchillo jamonero (nunca se sabe), aletas (pies de pato... nunca un nombre fue más acertado), máscara y pesas (me da que han pagado un extra para las mías... para que me cueste florar)... un repaso y ¡¡¡al agua!!! ¡¡¡ Y de pies!!! (dos veces he intentado tirarme de espaldas como antaño, y dos veces me he dado contra la cubierta... en este país ¡¡¡todo lo hacen al revés!!!)
¡Ah! ¡y la cámara! Décimas de segundo antes de tirarnos al agua, había informado que su profundidad máxima operativa no sobrepasaba la presión de 3 metros bajo el agua ¿Y qué ha pasado? que por una vez las especificaciones eran ciertas... Conclusión: muerte por presión.
El fondo marino en estas latitudes parece estar mucho más cerca de lo que estabamos... Así lo demostró la cámara (que sin dar aviso o explotar a lo complemento marca ACME).

Si el primer contacto con la gran barrera de coral ya nos la llevamos en la memoria (incluida la de la cámara), la segunda sumergida fue simplemente ¡ESPECTACULAR!: varios tiburones, animales marinos diversos y rarísimos, estrellas de colores radioactivos, mantas (no batamantas) o rayas (segun quien) con topos azules... y ¡mucho colorido! (esperamos a ver si la otra pareja con la que compartimos experiencia nos envía las fotos).

Después de la inmersón, mientras la gente se iba recogiendo en el barco para secarse al sol, nosotros dejamos las bombonas en la cubierta y nos volvimos a meter en el océano para seguir disfrutando (esta vez con el tubo -snorkel-) de las increíbles vistas del coral con la luz del sol ya tirando al ocaso... hasta que el capitán amablemente dijo que o subíamos o nos quedábamos allí.
Con el estado de ánimo en nivel "FLIPADOS" nos dispusimos a recuperar el calor corporal con un par de cafés (litros) y los tentempiés que sacaban cada poco.

Pero al llegar al puerto decidimos que las chucherías frías están mu bien, pero que había que aprovechar un poco las posibilidades que ofrecía esta ciudad... Así que, después de la ducha, ¡¡¡RAMEN!!! (caliente y extrapicante). De allí, simplemente arrastrarnos hasta la habitación, donde las horas de natación, el sol y la digestión de un plato caliente clamaban para unirse en paralelo al suelo en la cama.
Día 3. A Kuranda!

Con la energía (solar básicamente) renovada, después de una noche con pocos recuerdos (es lo que tiene no recordar tocar almohada) y la desesperación de los vecinos (el sueño de la verdad no solo crea monstruos... los instrumenta en forma de ronquidos), tomamos un café y subimos al autobús que nos subió a Kuranda.

Kuranda es una población (4 casas) turística (5 mercados) donde se puede disfrutar de varios "zoos", que por un "módico" precio te permiten tocar un koala, ver cocodrilos, serpientes y otras muestras de fauna autóctona. Pero si se pasea por los diversos trekkings de la zona, se ven bastantes más... no todos los del zoo, pero por el módico precio de 0€ (al cambio $0), y además descubres (que están mas o menos marcados, aunque las distancias no funcionan en el mismo sistema métrico que en el hemisferio norte) ¡¡¡sitios brutales!!!

Caminar en medio de una selva es algo muy curioso, y hace que al cruzarte con otro ser humano revises sus manos en búsqueda de armas o herramientas para reducir cabezas.

La única cosa que supuso un "problema" (a parte de la consideración métrica de un Km) es que era la estación seca, y las famosas cataratas estaban ligeramente secas (corría agua, pero en servicio mínimo).

Después de la caminata, y mientras esperábamos el autobús de regreso a Cairns, pudimos disfrutar de unos pasteles de carne brutales (al final, con la irradiación del día anterior, no compramos nada para desayunar o comer) y disfrutamos tumbados a la sombra de un árbol milenario y ser comidos por hormigas mutantes verdes.

Al llegar a Cairns nos reunimos con la gente de IPA para intercambiar unas cervezas y unas pizzas (y sonsacar un poco de información sobre lugares para visitar en los próximos días).

^^c(_) -- Desde Mi iPhone , Somewhere in the galaxy

Ubicación:Adair St,Yorkeys Knob,Australia

1 comentari:

Anònim ha dit...

cada vez me crecen mas los dientes de envidia. un beso pa&ma
ioo